lunes, 2 de septiembre de 2013

Cueva de los Tayos: La entrada al Inframundo

La cueva de los Tayos es uno de los lugares más enigmáticos y misteriosos de todos los conocidos, fue revelada al mundo por Juan Moricz en 1969 como un lugar donde existían objetos de un gran valor ancestral para la humanidad, que principalmente consistían, en un conjunto de planchas metálicas que contenían información codificada en dibujos e inscripciones pertenecientes a una antigua civilización, al parecer no humana, pues también se encontraron diferentes objetos Ooparts. 

Para mayor misterio muchos de los objetos encontrados fueron confiscados por hombres de negro según algunas fuentes. 

Esta cueva de los Tayos en Ecuador antes de que Juan Moricz la revelara al mundo ya era frecuentada por los indígenas de zona que solían entrar en ella por los huevos y polluelos de unas aves que suelen anidar en el interior de la cueva. 

Después de que Juan Moricz hiciera la primera expedición muchos fueron los interesados en este misterioso lugar y es que las placas metálicas eran muy extrañas y revelaban símbolos muy conocidos por todos como inscripciones y dibujos similares a los de la antiguas civilizaciones Sumerias o civilizaciones hindúes pero en esta ocasión encontrados en América del Sur más concretamente en la cueva de los Tayos en Ecuador.

 Erich Von Däniken se interesó por el hallazgo, incluso realizo una expedición a la cueva de los Tayos de la cual concluyo, que una civilización antigua muy avanzada de extraterrestres habito en la Tierra hace 250000 años, y que esta nos legó, una biblioteca con la historia de la humanidad de los últimos 250000 años, la cual aguarda en la cueva para ser descubierta y descifrada.

Una conspiración extraña rodea este hecho y es que la cueva de los Tayos también fue visitada por Neil Armstrong el primer astronauta que piso la Luna. Según la conspiración, Neil Armstrong pertenecía a los masones y la intención de su expedición, compuesta por un equipo en principio británico-ecuatoriano, fachada mediática que ocultaba que el verdadero equipo expedicionario se trataba de un grupo britano-estadounidense financiado por las élites y poderes mundiales para ocultar lo que había en la cueva. Los Illuminati estaban tras la expedición y Neil Armstrong fue enviado con el pretexto de un evento aniversario nacional norteamericano. 

Lo del aniversario fue una excusa para enviar a uno de los hombres que había encontrado en la Luna evidencias de que civilizaciones antiguas o extraterrestres, habían estado en la Luna y pudiera comparar lo encontrado en lacueva de los Tayoscon lo descubierto en las misiones Apollo y ocultado a la humanidad. En estas misiones se encontraron ruinas en la Luna y después fueron borradas de la existencia con el fin de continuar ocultando la información a la humanidad y seguir con el poder mundial el cual ostentan las élites mundiales gracias a que han ocultado la información, otra de las versiones es que temen a como reaccionaria la humanidad a esta información del pasado y por este motivo se oculta la verdad. 

No podemos demostrar que estas teorías conspiratorias, sean ciertas o tan solo se trate de la imaginación de algunos, pero tampoco se descartan como ciertas, pues como muchos enigmas permanecen ocultos, y luego se revelan pasados 30 o 40 años, como por ejemplo, los últimos expedientes ovnis revelados por el FBI y las agencias espaciales. 

¿Porque se revelan ahora después de 40 años?, ¿acaso ahora estamos más preparados para comprender estas revelaciones?

 La cueva de los Tayos ubicada en Ecuador está llena misterios y conspiraciones, lo cierto es que las placas metálicas encontradas en este lugar son muy misteriosas y dan mucho que pensar hasta que sean descifradas o se realice algún otro hallazgo sorprendente en el sitio, que permita ser revelado a la humanidad. 

He aquí la historia, nuestra investigación sobre el inframundo se concentró en los túneles secretos de América. Ese extraño sistema de túneles que sin duda es un expediente abierto que aún suscita interrogantes y las más diversas teorías.
¿Quién construyó esos túneles?

¿Existe una biblioteca metálica con información de civilizaciones perdidas en La Cueva de los Tayos?

¿Por qué el astronauta Neil Armstrong la visitó?

Es una buena oportunidad para recordar porqué ese punto del mundo sigue vigente como un misterio sin resolver. Nadie se pone de acuerdo en la fecha del descubrimiento. Pero lo más probable es que éste se haya producido gracias a las exploraciones militares ecuatorianas en el oriente del país, aunque fue gracias a Juan Moricz que la existencia de esos misteriosos túneles se dio a conocer a escala internacional, con todo el escándalo que traería más tarde.

 Corría el año 1969. Juan Moricz era un flemático húngaro nacionalizado argentino, espeleólogo aficionado y experto en leyendas ancestrales. Su investigación del mundo subterráneo le condujo a Sudamérica y, más tarde, a las selvas del Ecuador a mediados de los años 60, llegando a la zona de los túneles que custodian los indios shuaras en Coangos. 

Se afirma que gracias a su conocimiento del antiguo dialecto húngaro, el magiar – similar a la lengua de los nativos shuaras – pudo entablar amistad con los guardianes de estos túneles, que suelen frecuentar debido a la presencia de los Tayos, unas aves nocturnas que son codiciadas en la comunidad indígena por sus huevos. Moricz, supuestamente, con ayuda inicial de los indios hizo sus primeras exploraciones entre 1964 y 1969, este último año el decisivo para dar a conocer su inquietante hallazgo. 

Leyendo tan sólo el acta notarial de su descubrimiento, fechada el 21 de julio de 1969 en la ciudad costeña de Guayaquil, a cualquiera se le encrespan los cabellos frente a sus detonantes afirmaciones: ”…he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad.

 Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio…” Esta afirmación extraordinaria ponía en segundo plano la propia existencia de los túneles que, de acuerdo a la opinión de Moricz, eran artificiales: supuestas construcciones de una civilización ignorada que vivía en las entrañas de la Tierra. Lo que resaltaba en su Acta de descubrimiento no era la naturaleza artificial de esos túneles, sus dinteles, techos pulidos o pasillos cortados como por un láser, sino la presuntaBiblioteca Metálica.

¿Qué información contenía exactamente?

¿Era obra de una humanidad intraterrestre?

¿O de una civilización ignorada de superficie que debido a un cataclismo tuvo que refugiarse en el mundo subterráneo?

¿Cómo llegó Moricz a este descubrimiento?

El enigma solo estaba empezando. A una altitud aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las faldas septentrionales de la Cordillera del Cóndor, se sitúa la entrada “principal”, o más bien, la entrada “conocida” al mundo subterráneo de la Cueva de los Tayos.

 El acceso consiste en un túnel vertical, una suerte de chimenea con unos 2 metros de diámetro de boca y 63 de profundidad. 

El angustioso descenso – no apto para cardíacos – se realiza con un cabo y polea. De allí, un verdadero laberinto se abre al explorador por kilómetros de misterio que se siguen enterrando en las profundidades, una ruta de galerías y pasillos que deben ser recorridos en la más absoluta oscuridad. Las linternas más potentes son nada ante semejantes espacios en donde una catedral entera podría caber. Sin exagerar. 

Como adelantábamos líneas atrás, la Cueva es denominada habitualmente “de los Tayos” debido a que su sistema de cavernas es el hábitat de unas aves nocturnas llamadas Tayos(Steatornis Caripensis), que constituyen la misma especie que se ha hallado en otras cavernas de Sudamérica, como por ejemplo, los “guacharos” en Caripe, Venezuela. 

El estudio inicial de esta conexión intraterrestre entre especies de aves nocturnas lo abordó detalladamente el sabio alemán Alejandro de Humboldt, en su obra: “Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente” (1800). Es sumamente sospechoso que una misma especie de aves ciegas esté diseminada en diversas cavernas de Sudamérica. 

¿Será que todos aquellos laberintos intraterrestre no son cavernas aisladas y guardan una conexión?

En las inmediaciones de la Cueva de los Tayos del Ecuador viven los Shuaras, quienes en el pasado fueron conocidos con el nombre “Jíbaro” – denominación despectiva para ellos – famosos en el pasado por su bravura y el arte de reducir cabezas. Ellos son los primeros exploradores del sistema subterráneo, ya que cada mes de abril bajaban a la cueva para hurtar los huevos e incluso los polluelos de los Tayos, que son más grandes que una paloma. 

Y en medio de esta faena, los indios cuentan que se toparon con una serie de sorpresas. La más resaltante, fue sin duda, el hallazgo de gigantescas huellas sobre bloques de piedra que, por sus ángulos rectos y simetría, sugieren un origen artificial. 

Moricz recogió estos relatos en su visita al oriente ecuatoriano, pudiendo comunicarse sin mayor dificultad con los nativos gracias a su dominio del magiar. Obviamente, Moricz sabía muy bien a qué blanco apuntar. Desde 1950 seguía pacientemente la“pista” que lo podría llevar al reino subterráneo. 

Algunas fuentes, incluso, lo vinculan con una extraña orden esotérica húngaro-germana, hecho que podría explicar el profundo conocimiento esotérico que esgrimía en sus controvertidas entrevistas a los medios de prensa. Sea como fuere, Moricz estuvo en Perú, Bolivia y Argentina buscando estas entradas antes de llegar al Ecuador. En más de una entrevista subrayó lugares como Cusco, el Lago Titicaca y Tierra del Fuego, como los posibles lugares desde donde “se puede descender al reino subterráneo”.

Según él, la Cueva de los Tayos es sólo una de las tantas entradas a este mundo perdido, y lo más apabullante: que aun así, estaríamos hablando de un simple “arañazo” al mundo real de estos seres intraterrestres, que yacen a profundidades difíciles de alcanzar por el ser humano. Pero la cosa no queda allí. 

Quizá una de las aseveraciones más inquietantes es la existencia de esa presunta biblioteca metálica que menciona en su Acta de descubrimiento. De existir, y siempre bajo el testimonio de Moricz, allí encontraríamos registrada la historia de la humanidad en los últimos 250.000 años, una cifra que moviliza a cualquiera. Un punto a tener en cuenta en relación a estas planchas, nos lleva en línea recta a los extraños objetos que en su momento custodió el padre salesiano Carlo Crespi, en el patio de la Iglesia María Auxiliadora de Cuenca. 

Los objetos habían sido encontrados por nativos quienes, en acto de amabilidad y gratitud, se los cedieron al padre Crespi para su custodia. Muchos de estos preciados objetos – por no decir todos – posteriormente fueron robados. Si el padre Crespi aun estuviese con vida, quizá podríamos rastrear el origen exacto de tan enigmáticas piezas que parecían ser muy antiguas, mostrando indiscutiblesideogramas en relieve, una suerte de “código de información” o “escritura”. Teniendo en cuenta que estos objetos – muchos de ellos consistían en planchas metálicas, como si fuesen de oro y mostrando complejos símbolos – se hallaron en el Ecuador, no era descabellado darle al menos el beneficio de la duda a la biblioteca metálica descubierta por Moricz en la Cueva de los Tayos.

 Todo esto no tardaría en atraer la atención de los cazadores de lo misterioso. Primero apareció en escena el famoso escritor suizo Erick Von Däniken, quien supo cautivar a Moricz para que le diese material fotográfico y la versión oculta de su hallazgo, hecho que fue espectacularmente divulgado en el libro “El Oro de los Dioses” (1974), donde Däniken no sólo se limitó a teorizar con la versión original de la historia, sino que, sostuvo haber ingresado él mismo a la Cueva de los Tayos – en sus sueños – y haber visto con sus propios ojos la biblioteca metálica.

 El libro fue un bestseller mundial, vendiendo 5 millones de copias y traducido a 25 idiomas. El libro cautivó de manera particular al lector europeo – Däniken incluyó fotografías del ArchivoMoricz-Peña Matheus que mostraban el interior de las cuevas, e imágenes de la planchas metálicas del Padre Crespi – y fue así como el ingeniero escocésStanley Hall contacta con Moricz para proponerle una expedición internacional a la Cueva de los Tayos. Moricz aceptó siempre y cuando él fuese el Jefe de la Expedición y que ningún objeto hallado en el mundo subterráneo podría ser retirado. Como era de esperarse, Hall no aceptó la propuesta.Inmediatamente desechó la presencia de Moricz en la Expedición y se comunicó con el Gobierno de Inglaterra. 

Resultado: En julio de 1976 se llevaría a cabo una expedición Ecuatoriano-Británica, con un intimidante personal militar y científico, así como también, la presencia del astronauta norteamericano Neil Armstrong (¿?).Desde luego, esta no sería la primera incursión del astronauta en un lugar donde “las conspiraciones palpitaban”. Recordemos tan sólo sus presuntas visitas a Paysandú, Uruguay, debido a la intensa actividad OVNI en la Estancia de la Aurora – popularizada por el escritor brasilero Trigueirinho. 

El mismísimo dueño de la Estancia donde ocurrieron los hechos, Angel Tonna – con quien tuve la oportunidad de compartir en su casa de Paysandú en 1999 – recordaba las visitas de Armstrong quien, además, le confió en su propia estancia de Uruguay que la misión Apollo XI de 1969, enfrentó un supuesto encuentro cercano del tercer tipo en la Luna.

 Recientemente, debo añadir, este tema saltó en los medios de comunicación de Uruguay, ya que dos investigadores consultaron a EE.UU. si realmenteArmstrong había visitado el país después de haber estado en la Luna. La respuesta fue negativa como era de esperarse. Por consiguiente no hay nada que avale el testimonio de Tonna, quien falleció hace pocos años en su Estancia de Paysandú. Una pena, pues de estar vivo hubiese sido interesante constatar de qué pruebas disponía para sostener su afirmación. 

Sea como sea, de la visita de Armstrong en Ecuador no se puede dudar, pues hay documentos, fotografías, y hasta una declaración a medios de prensa, aunque siempre bajo la fachada de “expedición científica”. 

Las investigaciones de esta controvertida expedición se desarrollaron por 35 días, instalando un generador de electricidad en el campamento base, a escasos metros de la boca misma de la Cueva, descendiendo a diario a las profundidades para desarrollar sus “investigaciones geológicas y biológicas”. 

Según el informe final, la comisión de estudiosos concluyó que la Cueva de los Tayos no tenía origen artificial, y que no existían indicios de trabajo humano. Todo lo había hecho la naturaleza… Aparentemente, la misión era enterrar el misterio de la Cueva. 

No obstante, para varios investigadores la conclusión del Informe resultó desconcertante teniendo en cuenta los claros dinteles y bloques de piedra que se pueden encontrar en el sistema intraterreno, muy similares a los que halló, paradójicamente, el mismísimo equipo de arqueólogos de la expedición a mitad de camino entre el campamento base y la unión del río Coangos con el Santiago, antes de descender a la Cueva. Los arqueólogos hallaron un muro megalítico de aproximadamente 4,50 metros de largo por 2,5 metros de alto, tal como los que se pueden ver en la galerías subterráneas.

 ¿Y qué se dice ante esto? A fin de cuentas, el Informe de la Expedición echó por tierra el verdadero secreto que yace en la Cueva de los Tayos, mientras a mitad de todo el ajetreo, se llevabaron cuatro cajas selladas de madera que no permitieron abrir a los shuaras, quienes se sintieron engañados y estafados. Hoy en día recuerdan claramente aquel triste episodio. Los nativos piensan que se llevaron “algo” de las cuevas…Y para añadir la cuota curiosa al asunto, cuando Neil Amstrong salió del sistema de túneles -donde permaneció tres días- declaró a los medios de prensa que su visita al mundo subterráneo había superado su vivencia en la Luna (!). 

Aunque el olor del robo británico es inundante, dudamos que se hayan llevado las presuntas planchas metálicas. Los guardianes de ese mundo intraterreno no hubiesen permitido que ninguna expedición, por más apertrechada que fuese – ponga los dedos sucios encima de lo sagrado – la Expedición Británica costó dos millones de dólares. 

 A estos recodos del camino, y a la luz de nuestra experiencia de contacto, la biblioteca metálica hallada por Moricz en el mundo intraterrestre guarda importantes patrones en común con lo que nosotros veníamos conociendo. En 1976, en la primera página de la revista norteamericana Ancient Skies, apareció un revelador artículo del filólogo hindú Dileep Kumar, quien analizando los símbolos que se muestran en una de las piezas del padre Crespi – una lámina aparentemente de oro, de unos 52 cms. de alto, 14 cms. de ancho y 4 cms. de grosor – concluyó que los ideogramas pertenecían a la clase de escritura Brahmi, utilizada en el período Asokan de la historia de la India, hace unos 2.300 años… Cuatro años más tarde, el doctor Barry Fell – Profesor de Biología de la Universidad de Harvard – identificaba 12 signos de la lámina en cuestión con los propios signos empleados en el Zodiaco. 

También debemos mencionar que en nuestros grupos de investigación es bien conocido que muchos de estos ideogramas son similares a los signos empleados para leer y cantar música gregoriana. Ello nos llevó a pensar que estos registros no habían sido hechos para ser leídos, sino para ser “cantados”, quizá con el mismo efecto de unmantram sagrado de poder. Otro detalle extraño en relación a la Cueva de los Tayos fue su millonaria financiación. ¿Quién puso el dinero? De acuerdo al espeleólogo argentino Julio Goyen Aguado – presente en las primeras expediciones a la Cueva de los Tayos, incluyendo la incursión ecuatoriano-británica – la expedición de 1976 fue financiada por la Iglesia Mormona, ya que las planchas metálicas que citaba Moricz recordaban las propias planchas de oro que recibiera el profetaJoseph Smith de manos delángel Moroni. 

Teniendo en cuenta que leyendas mormonas apuntan a que los citados registros estarían ocultos actualmente en algún lugar de la cordillera de los Andes, es curioso notar que la zona donde se ubica la Cueva de los Tayos se denomina “Morona”, similar al nombre del “enviado” que contactara a Smith. Sea como sea, Aguayo – ya fallecido – sospechaba que Stanley Hall pertenecía a los Servicios Secretos del Reino Unido, además de formar parte de la masonería inglesa, sumamente interesada en encontrar la biblioteca metálica. Neil Armstrong, y recordemos bien esto, también era masón. 

El tema de la biblioteca metálica ha atraído a muchos buscadores, despistando a quienes se embarcaban en esta odisea del verdadero secreto del mundo subterráneo. En el Archivo Secreto Vaticano, se guardan incontables documentos, tablillas, piedras, robots, ooparts, objetos de todo tipo, procedentes de la antigua ciudad de Toledo, de América, de Oceanía, y de todos los rincones del mundo. Desde el principio de la historia conocida de América, se instaló una Conspiración inquisitorial vaticana, para la ocultación de la verdad y de las pruebas de la existencia de otras civilizaciones a lo largo de la Historia de América. 

Y el Vaticano siempre estuvo apoyado y protegido por las Coronas de España y Portugal, y actualmente por el imperio norteamericano. Las Monarquías y el Vaticano siempre han vivido apoyándose el uno al otro, con el objetivo común de someter y explotar a la humanidad, manteniéndola en la perpetua ignorancia de todo. La Cueva de los Tayos guarda la entrada a unos túneles labrados, que recorren miles de kilómetros a través de países, por toda América y el mundo, que fueron construidos hace miles de años por una civilización no humana antediluviana. Mediante estos gigantescos túneles subterráneos están conectadas las distintas zonas geográficas del planeta, como el Tíbet, Machu Pichu, el País Cátaro, Toledo, Capadoccia, entre otros.

 Por ejemplo, en el País Cátaro, cuentan las leyendas que el Monte Bugarach guarda una de estas entradas al mundo intraterreno. O por ejemplo tenemos también la leyenda de la ciudad de Erks, al noroeste del Cerro Uritorco, cerca de Capilla del Monte, en Argentina. Lo mismo que las leyendas intraterrenas de Shambala en el Himalaya. Es decir, hay distintas salidas a la superficie de la Tierra, desde una inmensa red de túneles subterráneos. Pero el mundo intraterreno de los túneles subterráneos antediluvianos y sus entradas como la de la Cueva de los Tayos, no tiene nada que ver con el tema de la Tierra Hueca. Adicionalmente existe la Tierra Hueca desde la creación del planeta y es un lugar en donde vive actualmente una civilización intraterrena avanzada. La civilización que construyó los túneles intraterrenos y la cueva de los tayos no es la misma que la que habita en el mundo de la Tierra interior hueca. El religioso salesiano Carlo Crespi (Milán 1891 – Ecuador 1982), era un sacerdote erudito y multifacético, que tenía conocimiento de la Cueva de los Tayos, en el Ecuador, desde hacía décadas, y muchas de las piezas arqueológicas procedentes de esa cueva, que le proporcionaban los nativos shuaras de la selva oriental, las guardaba en el patio de la Iglesia de María Auxiliadora en la ciudad de Cuenca, Ecuador. 

Las planchas metálicas, muchas de oro, y objetos variados que guardaba el padre Crespi, tenían un valor incalculable, sobre todo en cuanto a los códigos de escritura que recogían y la información valiosa, que una antigua civilización ancestral, había reflejado en aquellos objetos. El Vaticano estaba muy molesto con la actividad de divulgación arqueológica de Crespi. En distintas ocasiones, el padre Crespi sufrió dos atentados perpetrados con fuego, en forma de incendios. Finalmente, muchas de las extrañas piezas ancestrales que custodiaba el padre Crespi, seguramente todas, fueron robadas, y desaparecieron. Una de las planchas metálicas de la colección del padre Crespi, realizada hace miles de años por una antigua civilización no humana, nos muestra una pirámide con escalones de piedras y en la cúspide un sol, rodeado por serpientes. Son los típicos símbolos ocultos de los Illuminati y de las logias masónicas y esotéricas.

 Es la misma religión oculta, que venera a los mismos dioses, y que tienen en la actualidad las sociedades secretas illuminati. Muchos grabados que muestran las planchas de Tayos parecen recién salidos de la cantera de tablillas y labrados de la cultura sumeria y de la zona de Babilonia y Asiria, la cuna de la civilización humana. No es extraño que A partir de 1950 aparezca en América un personaje de origen húngaro y nacionalizado argentino, llamado Juan Moricz, (Hungría, 1923), buscando las entradas al mundo intraterreno. Juan Moricz era aficionado a la espeleología y experto conocedor de las leyendas antiguas; de hecho, se sospecha, que dado el alto grado de conocimientos esotéricos que poseía, especialmente relacionados con el mundo intraterreno, pertenecía a alguna sociedad secreta de corte germánica o del norte de Europa; unas corrientes intelectuales esotéricas que habían estado muy de moda en la época de la Europa Nazi. 

El descubridor húngaro-argentino, Juan Moricz, murió en extrañas circunstancias, nunca aclaradas, en 1991, dejando a Julio Goyen Aguado como heredero de toda su fortuna de tesoros arqueológicos. Y en 1999, el espeleólogo argentino, de origen vasco, Julio Goyen Aguado, que estuvo presente en la expedición de 1976, y heredero del tesoro Moricz, falleció en un accidente de tráfico, al volcar de madrugada su camioneta en una carretera próxima a San Rafael, en las cercanías de un puente sobre el río Diamante, al sur de Mendoza. Entre 1995 y 1998 se desató una absurda y cruel guerra entre Perú y Ecuador por una disputa de demarcación de fronteras, conocida como el Conflicto del Cenepa, llamado así por el río Cenepa que da también nombre a la zona. Se dice que había unos intereses petrolíferos, pero lo cierto es que también dentro de la zona en disputa se hallaba casualmente la Cueva de los Tayos. 

El conflicto se cobró cientos de muertos. En resumen, la Élite Illuminati criminal y psicópata, que manipula el poder político, económico, cultural y religioso en la Tierra, mediante las sociedades secretas y los gobiernos, envió una expedición criminal y conspiradora a la Cueva de los Tayos en 1976 para secuestrar y ocultar a la humanidad las pruebas culturales de otras civilizaciones que habitaron en la Tierra hace muchos miles de años, y que fueron los responsables de las mega-construcciones antiguas. Sin duda que la expedición de 1976 a la Cueva de los Tayos fue un Crimen cultural contra la humanidad.

 Como crimen contra la humanidad fue la Misión Apollo a la Luna, y son las sondas a Marte, y muchas otras iniciativas de descubrimientos. Todo para monopolizar y ocultar la información de la verdadera historia y mentir a los seres humanos, porque de este sistema falso de creencias y de mentiras se valen para perpetuarse en el poder.







BASES SUBTERRANEAS, CIVILIZACIONES PERDIDAS, CONTACTO ET, LUGARES MAGICOS, OOPARTS, TIERRA HUECA,

2 comentarios:

  1. el obscurantismo nunca mas!! la verdad esta a la luz gracias al internet tenemos acceso a mucha informacion, interesante su blog los felicito

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  2. Debe existir una relación entre la Cueva de los Tayos y la poco conocida Crónica de Akakor.

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